El origen del carpaccio, es el resultado del ingenio del cocinero veneciano Giuseppe Cipriani (creador de una dinastía e imperio hotelero y hostelero) y su voluntad de crear una receta para la condesa Amalia Nani, a la que le recetaron ingerir comida cruda para superar su déficit de glóbulos rojos. La condesa, asidua del Harrys’s Bar de Venecia, le explicó su problema a su propietario y amigo, Cipriani.
Estel, antes de recurrir a platos ya conocidos por aquella época (añosos 30 del pasado siglo), como el steak tartar, decidió crear una nueva receta para su importante clienta,
Para elaborarla, seleccionó un buen solomillo de buey, lo fileteó en delgadas láminas, macerándolas con mostaza, mayonesa, salsa Worcestershire y virutas de queso parmesano, según los historiadores culinarios.
El nombre del plato, surge del interés de Cipriani por la pintura italiana, especialmente por la del Renacimiento (Quattrocento). Entre los artistas mas populares, se encontraba Vittore Carpaccio, quizás su favorito, cuyas obras se caracterizaban por la profusión de los colores rojo y amarillo, los colores del carpaccio.
La admiración de Cipriani por la escuela veneciana, se plasmó en su cocina en mas ocasiones, como por ejemplo, en uno de sus cócteles más solicitados y posteriormente popular en todo el mundo : el Bellini, combinado de melocotón y Prosecco (o cava, champagne…), en honor a otro pintor renacentista de Venecia, Giovanni Bellini, más conocido como ‘Giambellino’.
Harry’s Bar permanece abierto en el mismo local. Para mantener el aire glamuroso de la historia, recomendamos no ir a probarlos allí. Convertido en una atracción turística, Giuseppe Cipriani seguramente no permitiría que dos creaciones de tanta importancia en la historia de la gastronomía, se sirvieran tal y como lo hacen hoy sus responsables.