Este texto fue escrito pocos días antes de que nos dejara. Sigue vigente cada letra.
Para ti. Feliz cumpleaños.
Escalera al cielo.
Hacía calor. Junio del año 2000, Barcelona 6 de la tarde, Paseo de Gracia con Gran Vía de las Cortes. Cesar actuaría de intermediario. Hasta ese momento, habíamos hablado un par de veces por teléfono y ella había sido la que, enterándose de que yo estaría en Barcelona y ella estaba en casa de su hijo, forzó, porque le apetecía (y si le apetecía, le apetecía!) conocerme.
Y a una hora casi taurina, las 6 de la tarde, con todo el calor y embutido en americana y corbata, allí me encuentro a quien ya era, y creo que los dos lo sabíamos, mi suegra. La recuerdo, mientras nos acercábamos y Cesar me decía “esa es mi madre” (la habría reconocido entre 1000: llevaba una falda rosa,de lino, que Anina tenía idéntica; de hecho, ella se la había regalado a su madre). Y llegamos junto a Ella, me estampo dos besos y tras un “ay, hijo, que ganas tenía de conocerte”, nos fuimos a sentar a una terraza los tres. Ir fuimos tres, pero sentar, nos sentamos dos. Cesar, pese a estar en Barcelona hizo mutis por el foro y allí nos dejó a los dos durante más de dos horas!
Me habló, me cantó “asturianaes” como ella las llama, hablamos mucho y de pronto me espetó: “oye, con lo majo que pareces, la buena pinta que tienes… por qué te separaste entonces?” Pregunta con una demoledora lógica a la que yo contesté que lo que ella había visto en mí en dos horas, otros no habían sido capaces de verlo en años!
Se quedó satisfecha, muy satisfecha. Y ahí empezó una relación muy especial, más de madre/hijo (así me hace sentir) que de suegra/yerno. La ilusión que escucho en su voz cuando llama a Ana y cojo yo la llamada, su especial manera de llamarme “hijo”, y su preocupación, convertida en batalla y con visos de llegar a guerra, por mis (escasas) horas de sueño, que me colocó en el número uno del ranking de sus oraciones diarias: tenía que dormir más! Y fue de santo en santo, oración tras oración, llamando a todas las puertas….conociendo a mi suegra, entrando sin llamar… de todos Los Santos que se le ponían en su camino.
A veces, le resultaba tan efectivo el rezo, que se dormía ella antes de terminarlo! Para mi, es tremendamente especial que Ana Mari, rezará por mi sueño el primero y fuera la pregunta estrella en las llamadas casi diarias que o ella o nosotros nos hacíamos!
Chipirones en su tinta, coliflor gratinada, judías pintas… no, no es la canción de Vainica Doble en el programa de Elena Santoja, Con las manos en la masa, no. Son los platos que, sabiendo que me gustaban, preparaba con mimo y cariño cuando íbamos a Valladolid.
La relación que tenemos es muy especial. Me siento un hijo más de ella, así me hace sentir. Me sonríe con amplitud y sinceridad cuando me ve y cuando, simplemente me oye, a través del teléfono. Complicidad. Le llegó a decir a su hija, que ella quería uno como yo “pero algo más mayor, para no dar el cante”. Le gusta (y a mí que lo haga) cogerse de mi brazo en la calle. Y le encanta mi pelo, sobre todo por detrás. Si tenía que cortármelo y había previsto visita a Valladolid en breve, esperaba a hacerlo porque a ella le gusta largo.
Me haces sentirme querido. Te preocupas por mi, queriendo que recupere la relación con mis hermanos, por mi enfermedad, por mi sueño…
Cuando decidas ir con la música a otra parte, literal, estoy seguro que seguiré sintiéndote cerca.
Gracias por hacer mejor mi vida estos últimos 23 años. Gracias por que la seguirás haciendo mejor en mi recuerdo. Nadie se va definitivamente, mientras haya alguien que le piense. A ti, te pensaremos tanto, que te tendremos siempre cerca el día que decidas organizar las voces del coro celestial a tu forma, dejando las liras aparte y tomando protagonismo las castañuelas.
Y pese a ser, en palabras tuyas, “corta de fémur, porque de cuerpo soy igual que mi hermana Carmina” tu grandeza se refleja en las sonrisas de tus ex alumnas cuando se encuentran con la señorita Ana Mari por la calle, en tus amigas o en cualquiera de las personas que estamos cerca de ti y que nunca dejaremos de estarlo.
Decidas lo que decidas, desde Puebla de Sanabria a Valladolid, hay algo que se escapa de tu voluntad, y es estar en la vida de muchas personas a las que formaste como tales y educaste con cariño y dedicación.
Y por supuesto que en la de los que estamos más cerca de ti. A mi no me diste clase, pero me enseñaste muchas cosas, querida suegra!
Y te aseguro que Fray Escoba, está barriendo la entrada principal del cielo para, cuando tú lo decidas, entrar por ella, castañuelas en mano, para poner una sonrisa en todos aquellos que no la tengan, y hacer mejor la vida de los que te rodean y mas triste la de los que tendremos que disfrutarte en el recuerdo imborrable que serás.
Por eso, te están preparando para cuando decidas irte, una escalera al cielo.
Gracias por acogerme en ti y por quererme y dejarte querer. Cuando tú lo decidas y entres por ese camino perfectamente barrido por San Martín de Porres y veas al Cristo de Cabrera (para ti, de Cabrales), el cielo será un lugar mucho más alegre y la vida de quienes tenemos la suerte de compartirla contigo, menos musical. Pero siempre, siempre, estarás en nuestros corazones.
Pareces una reina despidiéndote, tan arreglada y conjuntada, bolsos y zapatos haciendo juego, con pendientes y collares y colores perfectamente empastados unos con otros, mientras subes por la escalera al cielo…
Málaga, 17 de diciembre de 2022.
