Search
Close this search box.

El Carpaccio.

Ayer comentaba que os hablaría del origen del carpaccio. Lo prometido es deuda.

Todo comienza en los años treinta del siglo pasado, en el reputado restaurante de Giuseppe Cipriani en Venecia, Harry’s Bar (aún existe, aunque lamentablemente convertido en una atracción turística. Nuestra cena allí, no será objeto de una publicación…).

El glamour de la ciudad entonces, atraía a grandes personajes que eran en su mayoría, asiduos del restaurante de Cipriani. Figuras como Truman Capote, Ernest Hemingway o la protagonista de esta genial idea, la condesa Amalia Nani Mocenigo, comían allí casi a diario.
Cuentan que a la clienta, que sufría déficit de glóbulos rojos, su médico le había recomendado la ingesta de carne cruda y le explicó su situación a Cipriani, que decidió experimentar con una deliciosa pieza de solomillo de buey que gracias a tenerlo semicongelado, pudo filetear en finas láminas que, pensó, lo harían más fácil de comer. Para que el sabor fuera mas amable, elaboró una salsa para acompañar a la carne, con ingredientes del gusto de la condesa: mostaza, mayonesa y salsa Worcestshire y con virutas de queso parmesano en su presentación (desconocemos si la muy habitual rúcola e incluso las alcaparras, estaban en la receta original).

A partir de aquí, la historia se bifurca en dos versiones, ambas en torno a la figura del pintor italiano Vittore Carpaccio (siglos XV y XVI). La primera, que al creador le gustaba sobremanera este artista, cuya peculiaridad eran las tonalidades rojas en sus cuadros y la segunda, que cuando Cipriani le dijo a su clienta, encantada con el plato, que había que bautizarlo, ella contestó que no tenía tiempo ya que iba a la inauguración de la exposición de Carpaccio, que casualmente se celebraba en Venecia esos días…
La creación ha traspasado fronteras y hoy se elabora con distintas carnes, pescados, mariscos, fruta… y la salsa original va sufriendo también cambios, a peor en la mayoría de los casos.

Pocos años más tarde, el bueno de Giuseppe, volvió a meterse junto con su restaurante, en la historia de la hostelería, con la creación del famoso cóctel Bellini: puré de melocotones maduros y vino Prosecco (espumoso italiano).
Les recomiendo que, si están en Venecia, no vayan a tomarlo a Harry’s Bar, pues se ha convertido en zumo de melocotón de bote con algo parecido al vino espumoso. Y como tampoco es en absoluto recomendable para probar el carpaccio, esperen a que la puerta esté libre de turistas y sáquense una foto delante de lo que muchos años atrás, fue uno de los puntos de reunión  de la alta sociedad y farándula mundial.

¿Te ha gustado este artículo?
Compártelo si quieres...

Déjanos tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados

Alquimia.

Recuperando cosas del trastero de la memoria olvidada… Poema finalista del II Concurso de poesía “Rosa Butler” en 2021. Publicado en el poemario del concurso.

Seguir leyendo»

Este sitio web utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de usuario. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies

Suscríbete a nuestra newsletter

Ver la Política de privacidad del sitio web.
* FINALIDAD INFORMADA
Responsable: Ana Paredes García
Finalidad: gestionar la solicitud realizada a través de este formulario.
Legitimación: su consentimiento.
Destinatarios: los datos facilitados estarán ubicados en los servidores de Loading (proveedor de hosting de unrinconenelmundo.com) dentro de la UE. Ver la Política de Privacidad de Loading.
Derechos: podrá ejercer sus derechos a, entre otros, acceder, rectificar, limitar y suprimir sus datos, solicitándolo a través de este mismo formulario.