Como a un ocaso programado deliberadamente, España parece que se acerca con prisa, pero sin pausa, a su declive.
La gente, exacerbada, esta al límite permanente de la ira con nuestra clase política ya instalada cómodamente en ella, como los cerdos en el fango en el que solo ellos se encuentran bien y cuyo diálogo centrado en el insulto, derivado de su propia incapacidad, es más propio de un reality show que de un ágora reflexivo y culto del que deberían emanar soluciones y no conflictos exasperantes.
Tantos años trabajados a cincel para lograr escaparnos de un gélido invierno de 40 años de duración, consiguió llevarnos a una primavera colorida y optimista que nos convirtió en un país libre, con expectativas. Era fácil la convivencia de ideologías diferentes, desde el respeto inexcusable que se tenía por cualquier punto de vista. Nada se pretendía imponer a nadie. Se llegó a consensos inimaginables, aunque desgraciadamente se les olvidó hacerlo con la educación, la sanidad y recaudación de algunos impuestos entre otras materias que se utilizaron como tranquilizante para las comunidades autónomas “especiales” (el moro no sólo les prometió el oro, sino que además puso en sus manos estas piedras preciosas a las que han sacado, sin duda, brillo infinito).
Con la educación en sus manos, la convirtieron en adoctrinamiento en ikastolas y escoles, adelantando por la derecha al estado (de cualquier color) que no las vio ni venir. En el resto de España, la falta de entendimiento se convirtió en un peloteo inacabable con cada cambio de titular en el gobierno, como si de un partido de tenis de aficionados se tratase y que nos ha llevado a continuos bandazos que se han sucedido desde entonces.
Y de aquellos barros nos vienen estos lodos. Tierras movedizas bajo nuestros pies en las que nos vamos hundiendo poco a poco sin solución de continuidad.
Nos hemos vuelto a instalar en el insulto, en la privación de libertades que parecía ya extinguida. Recuerdo mi llegada a Madrid a finales del 79 y con la década de los 80 por delante, época en la que el debate no paraba nunca, en el que las ideas radicalmente opuestas convivían en el desahogo inquebrantable de poder defenderlas, en la que la libertad había sido una consecuencia y no un objetivo.
Hoy, todo parece una película con muchos oscars (o Goyas, como prefiráis) pero decadente. Hoy nos encontramos en manos inexpertas e incapaces, aferradas a su poltrona de gobierno, oposición o nacionalista, que consiguen con muy poco, muchos muchos, mindundis venidos a más desde su ignorancia, incultura y necedad, con intereses tan particulares como sorprendentes, pero lo suficientemente espabilados como para sacarse de la manga legitimidad para ser eternos.
Si el totalitarismo enmascarado tras una progresía chaneliana de unos y el protoliberalismo de otros, manifiestamente incapaz y que ni siquiera sabe que nalga del culo le sobresale de la silla (la centrista o la rancia), son los que nos pretenden llevar hasta la primavera, que la Santa Europa nos ampare!
No, no quiero este otoño. No me gustan las hojas por el suelo.
Si el otoño sigue así y nos lleva a un invierno frío y sombrío, habrán caído y sido pisoteadas tal cantidad de hojas, que las palabras escritas en ellas se habrán diluido y no quedará conocimiento ni saber alguno en los libros que las contenían…. Esperemos que el siguiente paso no sea su quema. Se empieza quemando libros y se termina quemando personas.
“Solo el que sabe es libre y es más libre quien más sabe. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura.”
Miguel de Unamuno
Málaga, veinticinco días de un febrero con niebla en el horizonte. Estamos en 2023.
9 comentarios
Totalmente de acuerdo
Es lo que nos hemos buscado, Puri. Macarras, maleducados, pretenciosos. Hay quien de más?
Decía Baltasar Gracián que la cortesía es la principal muestra de cultura.
Pues estamos “apañaos”!
El peor error de nuestra democracia fue ceder la educación a las supuestas autonomías.
Cuando los hombres quisieron desbancar a Dios creando la torre de Babel. Dios, en su infinita sabiduría, no los destruyó, no, hizo algo mucho peor, les cambio las lenguas, los condenó a no entenderse y con el caos y la brutalidad llegó la sumisión total.
Gracias por tu comentario, Juanma. Somos de los pocos países civilizados donde no existe un acuerdo nacional en el que cualquier cambio en la ley de educación, tiene que pasar por la aprobación de las dos terceras parte de la cámara. Al nivel de la constitución española….
Me ha encantado y sobre todo, verte tan lúcido como siempre..o más
Un gran abrazo
Muchas gracias por tus palabras, Maite. Y muchas más por seguirnos!
Se os echa de menos. Un besazo para ti y tu “niña” de Ana y mío y a ver si nos vemos pronto!
Felicidades Alcibíades por tu reflexión
Un gran abrazo
«Cuanta más luz en las pinturas más vida, más verdad y más belleza» Joaquín Sorolla …ahora diría …»Cuanta más luz en la realidad , más mentira y más repulsa »
Será que vamos pa mayores …siempre nos quedará mirar , ahora interminable, imperfecta e inapropiada , una obra pública …
Pasarán a la historia de esta España invertebrada que parece de chicle, estira y se moldea pero no es capaz de pegarse en la suela de un zapato…