“El sol, a cuyo alrededor giran tantos planetas, no se olvida de madurar un racimo de uvas.”
Galileo Galilei.
Adorado por muchas culturas a lo largo de la historia, nuestra más importante fuente de luz y calor es, además, un espectáculo visual que se concreta, sobre todo, en dos momentos del día, dos milagros diarios que nunca son iguales, que pocas veces defraudan y que hacen, que haya personas, entre las que nos encontramos Ana y yo, que modifican un itinerario, adaptan la hora de la cena o renuncian a horas de sueño para poder ser testigos de este espectáculo en cualquier lugar del mundo.
Protagonista de una de las leyendas de amor más tristes, que cuenta la historia de su relación imposible con la luna, con la que no puede encontrarse más que dos instantes al día, hoy lo es también de nuestro post. Y lo es en esencia, sin palabras. Con imágenes plasmadas en fotografías que, ni de lejos, hacen justicia al instante en el que se produjeron y que permanecerá para siempre, marcado en nuestra retina e instalado en nuestro corazón, porque aunque el momento sea fugaz, su recuerdo dura siempre.
Podríamos contar la historia que hay detrás de cada una de estas imágenes, pero no lo vamos a hacer. Hace algunas semanas, publicábamos una entrada sobre Africa y su luz. Unos meses atrás, hicimos un monográfico de un amanecer en Canyamel. Hoy, os traemos la luz de otros lugares no menos bellos.
Ni es un ranking, ni siguen ningún orden. Cada uno es un milagro, simplemente, y cada uno esconde un momento, que contaremos gustosos si alguien nos pregunta.
Entretanto, dsfrutadlas!
Es 24 de diciembre, Nochebuena.
Os deseamos que el sol esté siempre presente en vuestras vidas, iluminándolas, dándoles calor y convirtiéndose en decorado de momentos inolvidables. Mucha salud, amigos.







