En 1946, tras escuchar a su primo Soriano hablar sobre la vida a orillas del Mediterráneo, el príncipe Max arrancó su Rolls-Royce Phantom y partió con rumbo al sur de España desde su palacio.
Un descanso para hacer un picnic en Santa Margarita, sería el nacimiento de una leyenda. Un año más tarde, su hijo, el príncipe Alfonso, regresó para comprar este enclave rural, y desde entonces, esta antigua finca llena de higueras y pinos, se convirtió en el refugio mediterráneo de la familia Hohenlohe.
En 1954 nace el Hotel Marbella Club. Y hasta hoy, el resto es historia…
Punto de encuentro imprescindible de marbellís y foráneos por igual, El Patio, abierto desde primera hora para desayunos y hasta entrada la noche para cócteles, es el epicentro de ocio del hotel.
El entorno es muy bonito, con exuberante vegetación y luz tenue (inventarán las cartas con letras retroiluminadas pronto?) consiguen un marco íntimo y acogedor.
El servicio, a la altura de lo que cabe esperar de todo un Marbella Club, pero con un toque de frescura muy de agradecer.
El menú está pensado en platos para compartir y así lo hicimos nosotros.
Empezamos con un Ceviche de pescado del chef, granadina, aguacate, cebolla roja en escabeche, espirulina azul y caviar de lima, muy bueno. La espirulina azul, es un alga, al que también se la conoce también como oro azul, debido a sus múltiples propiedades beneficiosas para el organismo.
Es considerado por diversas instituciones un superalimento desde 1996 (la NASA la incluyó en su programa nutricional para los astronautas) por su elevado aporte nutritivo, que lo convierte en una comida muy completa y además, fácil de cultivar, por lo que podría ser una solución en países subdesarrollados con escasez de alimentos… sorprendentemente, este alga se divide en dos cada siete horas, llegando a generar hasta 15.000 kilos anuales de la planta seca, si se cultiva en las condiciones óptimas, y además, crece en aguas alcalinas y salobres, por lo que es perfecta para lugares donde la salinidad del agua no permite cultivos tradicionales. Por si esto fuera poco, su color azul resulta llamativo y su sabor fácil. Un plato muy bien resuelto.
Continuamos con Patatas asadas y al horno, salsa verde y romero. Plato anodino y sin sentido salvo como acompañamiento y no como principal.
Finalizamos con Pulpo, chile, chalotas en escabeche y alioli de chorizo, por recomendación de nuestra agradable camarera. Un acierto la combinación de sabores tan dispares… muy rico.
El Patio es una más que recomendable opción para cenar en Marbella (y también para el “tardeo”) en un entorno muy agradable y relajante, con buena música (Dj en directo), una comida muy correcta y un precio muy razonable por cenar en todo un Marbella Club!