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Florencia (II)

La vida es un viaje…     quien viaja vive 2 veces

FLORENCIA

“La cuna del Renacimiento.”
“La ciudad del Arte.”
“La piú bella.”

Se nombra de tantas formas a esta ciudad, que parece imposible que sea la misma! Pero, cuantas Florencias hay? Tantas como veces se visite, ojos la miren y corazones la sientan.

Reconozco que no somos objetivos, pero alguien puede serlo sobre lo que ama? Si, nosotros amamos a Florencia, a todas las Florencias que hemos visitado, mirado y sentido.
Ana y yo tenemos una conexión extraordinaria y no es porque llevemos más de 21 años juntos, viene desde que nos conocemos. Y esa conexión extrema proviene de la emoción, nos emocionamos con las mismas cosas. Y Florencia, desde la primera vez que fuimos juntos, y todas y cada una de las veces que hemos vuelto, y han sido muchas, nos ha provocado ese estremecimiento inexplicable que hace que la piel se erice.

Nuestra forma de viajar se puede llamar anárquica (algunos la llamarían caótica…) porque no dirigen nuestros pasos ninguna guía sino la intuición. Una especie de vagaMundos descubridores de rincones y lugares en los que hacer un alto en el camino. No nos gusta marcarnos horarios ni itinerarios. Nos gusta hacer una parada que no estaba prevista  en la terraza de un café, o meternos por una calle con la que no contábamos de antemano.
Significa esto que dejamos todo al azar? Ni muchísimo menos! Antes de cada viaje  hay  un exhaustivo trabajo de investigación en mis madrugadas en vela y, sobre todo, de recopilación de mucha información. Decía un profesor de mi época de colegio, que influyó mucho en mi formación, que el saber da libertad, ya que cuanto más sabemos, más capacidad de elección tenemos. Y en este sentido, tenemos que decir que nuestros viajes son libres!,

En cuanto a alojarnos en Florencia, durante años fuimos alternando los hoteles del grupo Lungarno, propiedad de la familia Ferragamo (Lungarno, Gallery y Continentale sobre todo), con el excelente NH Porta Rossa. En una de las ocasiones que nos alojamos en este último, tuvieron la deferencia (con la mano de nuestra amiga Mónica Friera interviniendo…) de darnos una suite en la que el mayor atractivo era el cuarto de baño, con frescos en el techo abovedado, una enorme doble ducha… espectacular!

Desde hace ya un tiempo, nos alojamos en las Tornabuoni Suites, con una privilegiada ubicación en  el medio de la vía que les da nombre y en la que se encuentran las más importantes y lujosas firmas de moda.
Se trata de 6 suites en un edificio señorial que también tiene viviendas y algún despacho profesional, cuya propietaria, Alessandra, gestiona personalmente.
La sensación es de estar en tu casa, pero vaya casa! Además, tiene la ventaja de estar enfrente de Procacci, uno de nuestros sitios favoritos de la ciudad, donde se puede desayunar un excelente café con estupenda bollería o bocados salados para los menos golosos, en la pequeña barra o en una de las 3 mesas altas del local. Recomendamos no perderse en temporada, los huevos fritos con trufa negra… Una buena selección de vinos por copas, hace el resto.

El centro histórico de Florencia no acaba nunca, por la simple razón de que siempre es diferente y sorprendente. ¿En qué otro lugar del mundo se puede estar tomando pescado frito mientras se contemplan frescos renacentistas y en uno de ellos el primer retrato que se conoce del creador de La Divina Comedia, Dante Alighieri? (Fishing Lab Alle Murate, Via del Proconsolo, 16r).
Para los amantes de la moda, también se puede visitar dentro del histórico Palazzo della Mercanzia, el Museo Gucci y el Gucci Garden. Concebido por el Director Creativo Alessandro Michele, el nuevo diseño del espacio cuenta con una tienda de objetos singulares, un restaurante a cargo del chef distinguido con tres estrellas Michelin Massimo Bottura y la zona de exposición Gucci Garden Galleria, dirigida por la crítica Maria Luisa Frisa. Y todo esto en plena Plaza de la Signoria.

Florencia es perderse por sus callejuelas estrechas,  entrar en alguna de las muchas tiendas de artesanos que existen, cruzar el Arno y descubrir Lungarno, sentarse, ya oscurecido, a tomar una copa de vino en la Enoteca Pitti Gola frente al Palacio Pitti sin el ajetreo que tiene durante el día y perderse en ensoñaciones mientras se contempla la majestuosa plaza.
Y ya que estamos en Lungarno, la mejor idea es cenar en este lado del río, con varias opciones. Il Santo Bevitore, (Via Santo Spirito, 64r), conviene reservar, es una trattoria muy interesante, siempre llena y con culto al vino. Un talante amistoso puede valer una de las mejores mesas fuera del ruidoso comedor central.
Otra opción, de nuestras preferidas desde hace muchos años, es la Osteria Cinghiale Bianco (Borgo S. Jacopo 43), muy sencillo pero pintoresco y con excelente pasta y buenos precios, en temporada, de la preciada trufa. Hace un año aproximadamente, sus propietarios han abierto la Osteria del Pavone (Via del Pavone 1r) más moderna, con una bonita barra donde esperar por la mesa tomando un cóctel, y manteniendo los estándares de calidad del Cinghiale.

En la misma orilla, pero más alejado, podemos ir, para una cena elegante a Il Lounge (Lungarno Benvenuto Cellini 79). Es un sitio precioso, perteneciente al estrellado La Bottega del Buon Caffe, mas parecido a un salón de una casa, con confortables sofás en mesas bajas. Una verdadera pena las ínfulas pretenciosas de la comida y del personal además  del desproporcionado precio…

Y una de las grandes sorpresas culinarias de Florencia, es el restaurante Fuor D’Acqua (Via Pisana, 37r),del que podemos decir que es, sin ningún género de dudas, uno de los mejores restaurantes de pescado en el que hemos estado. Haremos un post exclusivo sobre nuestra visita: lo merece.

Otra magnífica opción para cenar desde una estupenda pasta (ya sé que somos pesados con ella, pero tienen una trufa excepcional) a un delicioso pescado al horno es Konnubio (Via dei Conti, 8r,).

Alguno estaréis echando en falta a la Enoteca Pinchiorri (Via Ghibellina, 87). La última vez, estuvimos cenando con Emilio Álvarez (Vega Sicilia) y su hijo. Estamos hablando del tres estrellas mas laureado y conocido de Italia. Decepcionante es la única calificación que vamos a hacer.

Si visitamos Florencia en primavera o verano, es altamente recomendable visitar Fiésole. Se encuentra a 8 km de la capital toscana, en una montaña desde la que se ve una fantástica panorámica de la ciudad. Fiésole esta tomada por lujosas segundas residencias de los florentinos que llenan las terrazas en cuanto empieza el buen tiempo.

A la vuelta de la cena, daros el gusto de recorrer la Plaza de la Signoria vacía o de buscar el lugar exacto, marcado por una placa de mármol, donde la esfera que culmina la cúpula de Brunelleschi cayó abatida por un rayo en 1601.

Y para terminar, una historia que tiene como protagonistas a un sacerdote, y nada más ni nada menos que al Diablo.

Hay un lugar en Plaza del Duomo, cerca de Via dello Studio, donde el viento sopla constantemente. En invierno es muy fuerte, muy molesto para andar. No es un viento normal y los florentinos lo saben: la leyenda dice que el Diablo en persona se encuentra detrás de este extraño fenómeno.
Según esa leyenda, el Diablo estaba paseando por las calles de Florencia, en busca de un alma que robar. Y de pronto vio a un sacerdote, y comenzó a seguirlo. El sacerdote se dio cuenta y empezó a correr hacia la catedral. Pero obviamente no podía correr más rápido que el diablo, así que decidió que trataría de superarlo en astucia. Se enfrentó a Satanás y le pidió que tuviera misericordia y le dejara rezar por última vez antes de ser condenado para siempre. Satanás aceptó y dejó que entrara al Duomo para su última oración esperándole fuera. Pero el sacerdote a escondidas se escapó por una de las otras puertas de la iglesia.
El Diablo esperaba y esperaba, hasta que enfurecido comenzó a gritar y soplar, levantando una ligera brisa en la plaza. Cuando finalmente entendió que el sacerdote le había engañado, aquella brisa se transformó en un fuerte viento que no deja de soplar desde entonces. Por eso, si caminando alrededor de la catedral, en un cierto punto una corriente de aire os empuja, no temáis , ya que es, como dicen los florentinos, ¡el “rifrullo” del Diablo!

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