Visitar Oporto, siempre es un placer. Hacerlo con las recomendaciones de un amigo portuense de pro, Antonio Vilares, un privilegio y una garantía de acierto pleno. Y así fue en nuestra última estancia, de cuyos detalles y otros que seguro se incorporan en nuestra próxima visita (ya hay apalabrada una prometedora cena con Antonio y otro portuense, Sergio Santos), saldrá una publicación específica sobre esta preciosa ciudad.
Pero hoy, nos centraremos en un interesante descubrimiento que tiene como protagonista principal el oporto.
Salimos a cenar, con tiempo suficiente para poder tomar algo en el Hotel Porto Batalha, un bonito palacio con más de 300 años de antigüedad, en pleno centro de la ciudad. Nos dirigimos al bar, donde nos atendió un profesional y auténtico barman, que tras una pequeña charla nos recomendó que probáramos un Portonic.
La receta, sencilla: mucho hielo, oporto blanco seco, una ramita de romero u hoja de menta/albahaca, twist de limón y tónica al gusto. Nuestro barman, la mejoró añadiendo un chorrito de limón recién exprimido y “abriendo” la menta, dando una enérgica palmada sobre la hoja, lo que consigue que de pronto aparezca todo el aroma concentrado en ella.
El resultado, es un trago largo refrescante, con la mitad de alcohol que su homólogo, el gin & tonic, y que además os va a permitir ganar alguna apuesta, retando a descubrir los ingredientes a quien lo tome por primera vez. Hasta ahora, nadie ha sido capaz de identificar el Oporto!
Una última recomendación; si el tiempo es bueno, crucen el Duero hasta Vila Nova de Gaia, diríganse al Hotel Yeatman, pidan un Portonic sentados en su terraza y dispónganse a disfrutar de la espectacular puesta de sol. Nos lo agradecerán…