Todo es dual. Todo tiene dos caras, dos puntos de vista, dos formas de verlo, de afrontarlo, de asumirlo.
Todo.
Todo es tan real como un amanecer y tan irreal como el milagro de que ocurra todos los días, tan real como tú y tan irreal como el milagro de nuestro amor.
Ayer sufrí un ataque al corazón. A la espera de un cateterismo, aún no tengo un diagnóstico preciso. Solo sé que llevo en urgencias (ayyyy Clooney) desde ayer a las tres de la tarde, con sensación de desamparo e incertidumbre, más dañina que el pericardio, afinando el oído tratando de escuchar conversaciones sobre mi futuro inmediato en este hospital.
La gente me dice que soy un tipo con suerte.
Por haber sufrido un derrame cerebral muy grave con 42 años y estar aquí para contarlo.
Porque mi mujer sufriera con 41 un infarto de colón y le tuvieran que cortar 60 centímetros del mismo, padeciendo una septicemia que la tuvo 3 meses con antibióticos e hizo que adelgazara 10 kilos (quienes conocéis a Ana, sabéis lo que suponen para ella esos kilos…).
Por haber sido diagnosticado de parkinson (no se merece mayúscula)con 49, siempre mejor que ELA o un tumor cerebral, y tener la suerte de que no es muy agresivo.
Por estar hoy ingresado desde ayer, a la espera de que mañana me hagan un cateterismo y saber, esperamos, por qué ayer sufrí un infarto…
Y bien mirado lo soy. Mirado dos veces: en primer lugar por un tuerto (la cultura popular es muchas veces cruel) aparentemente con visión unidireccional como los sonidos agudos, y posteriormente por la diosa Fortuna.
Mientras leíais hasta aquí, ha venido el cardiólogo. Mañana me hacen el cateterismo. Los que sabéis qué son diez kilos en Ana, sabéis también lo que es para mi un médico/hospital/quirófano… y por tanto, podréis imaginar sin dificultad mi estado, pidiendo anestesia general desde ese mismo instante.
Por si esto no fuera suficiente, mientras os escribo, ingresan a un señor mayor convulsionando, entra en parada cardiorrespiratoria, piden el carro de paradas, recupera, diez personas entre sanitarios y médicos… y todo esto en el box justo al lado del mío, así que comprenderéis que estoy preparando mi fuga tras atiborrarme de trankimazines (el infortunio otra vez).
Pero aún así, soy un tío con suerte: estoy en el box de al lado, en el bueno, aunque me tiemblen hasta los empastes. Por qué no estoy en la habitación?
Ya me han subido y estoy con mi ángel de la guarda, que como no pudo ir de Sufridora al Un, dos, tres, el destino hizo que compartiera conmigo viaje a Ítaca. No tuvo suficiente con darme su vida, sino que me la salvó dos veces, tomando rápidamente la decisión de llevarme a urgencias, sabiendo que algo no iba bien. Eso si, la diosa Fortuna, se convierte en su cómplice absoluta por género y condición, para que finalmente sea suerte. Suerte por dónde, cómo y cuando sucedió. Suerte hasta para encontrar sitio para aparcar delante de la puerta de entrada a la clínica. Suerte de tener los amigos que tengo que se preocupan por mi y se ocupan de Anina. Suerte por poder seguir viaje de su mano.
Y es que como dijo mi paisano Campoamor (dedicado a Luis Modino):
«En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira
todo es según el color
del cristal con que se mira»
Finalmente, parece que ha sido susto…y suerte.
9 comentarios
En este mundo….
Un abrazo muy fuerte a los dos y a disfrutar de esa suerte 🙂
Con todo nuestro empeño, Carol!
Muchas gracias y un fuerte abrazo de Ana y mio
Hace unos pocos años, os conocí en un hotel de Mallorca, Tu mujer y tú sois unas personas auténticas, espero que te mejores y que salga todo bien. Rezaré por ti.
Gracias Juan! Afortunadamente, mañana parece que nos darán el alta. Eso sí, con stent incorporado… bienvenido es!
Dame mas datos tuyos, si quieres al correo hola@unrinconenelmundo.com
Mi memoria, no es mi fuerte!
Un abrazo y gracias por tu apoyo y deseo
Un abrazo amigo.
Cuidaros mucho y disfrutar cuanto podáis de esta fugaz vida.
Gracias Carlos, en ello ponemos todo nuestro empeño…
Un abrazo
Esta mañana Woody ha colgado de su muro de Facebook el enlace a este blog. Mis recuerdos del colegio me llevan a una persona muy alegre y divertida. Siempre positivo. Así que desde ese recuerdo te deseo lo mejor y mucho ánimo. Un fuerte abrazo. Emilio Parajón.
Muchas gracias Emilio. Te aseguro que esto solamente servirá para reafirmarme aún más en mis convicciones de que la vida hay que vivirla. Reivindicamos la palabra VIVIDOR, en su más sentido de la palabra, el que vive!
Un abrazo,