Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Donde se puede comer a cualquier hora y probar casi cualquier cocina que se nos pueda ocurrir. Y, con seguridad, muchas más aún! Pero donde, pese a todo, la opinión mayoritaria sobre sus restaurantes es que son mediocres.
Esto seguirá pasando mientras en nuestros viajes, no dejemos atrás el sabor de las croquetas de la abuela y la tortilla de patatas de nuestra madre y, lo que es peor, tengamos las expectativas de encontrarlas en nuestro destino.
Ser distinto no significa ser mejor, y deberíamos viajar abiertos a nuevos sabores, sensaciones y costumbres, y no bloqueados y preparados para el consabido “¡Esto no sabe como en España!”. Afortunadamente, añadiría yo…
Y volviendo de los Cerros de Úbeda, nos centraremos en una de las opciones gastronómicas más clásicas de Nueva York: las Steak Houses (restaurantes centrados en carnes de vaca), cortados casi todos por el mismo patrón, con abundante madera y aspecto clásico. Hasta que hace unos años el grupo Fourth Wall, que hacía poco tiempo había absorbido la cadena de Steak Houses familiar Smith & Wollenski, apostó por un nuevo concepto de restaurante con la carne como protagonista:
Quality Meats.
Una ubicación excelente, decoración que mantiene materiales nobles pero con funcionalidad no exenta de atractivo. La cabeza blanca esculpida de una vaca nos recibe (y que mi mujer despide siempre con un beso) como anuncio de lo que vamos a encontrar: un local divertido donde comer excelente carne.
La carne siempre ha sido parte fundamental, no sólo de nuestra dieta, sino de muchas otras, incluidas prácticamente todas las americanas y europeas, y suponen una actividad económica fundamental. En Estados Unidos, el culto por la carne es patente, y desde que hace ya unos años que empezaron a cambiar mantequilla por aceite de oliva, asociado a una excelente técnica en el manejo de las brasas, nos encontramos con un auténtico paraíso para los carnívoros (en unos días, os hablaré de una de mis experiencias carnívoras mas alucinantes: en el restaurante Carne en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde tuve la oportunidad de probar carne de avestruz, kudu: uno de los antílopes africanos de mayor tamaño, ñu negro, blesbok: antílope de frente blanca e impala… El cocodrilo, lo traía probado de Zimbabue)
Dos barras siempre llenas, una imitando una pequeña charcutería, que es nuestro lugar favorito para cenar, y un espacio entre ambas para unos acogedores sofás, dan paso al restaurante en varias alturas. Muy recomendable la primera mesa a la izquierda, en un altillo de la escalera: es perfecta para observar todo el comedor!).
Crab Cakes (pasteles de cangrejo azul), embutidos y quesos son un buen aperitivo para dar buena cuenta de las carnes con cortes tracionales norteamericanos (T-Bone steak, New York Steak…) y de piezas de distintas edades y conservación en cámara, explicadas por un servicio profesional y atento.
Merece, y mucho, la pena conocerlo. Solamente por el ambiente de su bar, una visita es obligada si se visita Nueva York.
Para completar, una bodega excelente, con mucha variedad, incluso por copas, de champanes y vinos, donde encontramos referencias españolas, perfectas para aquellos que no han dejado atrás, del todo, las croquetas…
www.qualitymeatsnyc.com
