A mi manera. Formentera (¿o será a la suya?).

El restaurante es muy, muy bonito. Probablemente el más bonito de la isla.

Esto es lo positivo. Ahora, la realidad, la otra cara de la moneda! Sí es cierto que existe una carta con precios visibles y que todo negocio debe buscar , por principio, un beneficio, pero esto no otorga el derecho al abuso y al engaño. Son muchos los restaurantes que hemos conocido, y hace tiempo que no nos encontrábamos con algo tan desmedido y descarado.

Y para ejemplo un botón…
Entre los vinos, uno dignísimo y que nosotros bebemos de vez en cuando, Habla del silencio, 58 euros en carta… es como si por una Coca Cola te cobraran 40€. En el supermercado de El Corte Inglés, el consumidor final, la puede adquirir por 11,35€.

Respecto a las carnes, el plato de sobrecostilla (la presa o sobrecostilla, es un corte de aguja de calidad muy alta, el cual se obtiene de las parte superior de las costillas del tren delantero), 90€ por 200 gramos. Por dar una referencia, la prestigiosa marca Finca Santa Rosalía, nos envía a casa envasada al vacío, totalmente limpia y preparada para su cocinado, una pieza de 250/300 gramos, por 19,60 €!

Hasta aquí, me pueden decir, pues no vayas o no lo pidas, no engañan a nadie: si quieres lo pagas y si no, no… Pues si! Llevamos yendo todos los años, sin excepción, desde hace 6, atraídos siempre por el idilico lugar, y esperanzados en encontrar otra política comercial, y es cierto que ésta ha ido cambiando… pero cada vez a peor!
El 2020 en plena pandemia, la propiedad decidió quitar la carne de la carta (base de su oferta gastronómica) y dejar solo 4 ó 5 platos, por supuesto sin avisar.
Ahora vamos a centrarnos en este año 2022 y sus novedades, por supuesto siempre en pro del cliente! Garantía de 100 € al realizar la reserva de dos personas. Si no te presentas o se cancela con menos de 24 horas de antelación te cargaran los 100€ que preautorizaste. Hay que decir que esta práctica es ya muy habitual en los restaurantes y de ella tienen la culpa los maleducados que reservan en 3 sitios por si llueve, por si la terraza, por si… y al final no solo no van,  sino que ni siquiera llaman para avisar.

A la llegada, también existe una “estrategia de marketing“ para retenerte en el bar de la entrada, un lugar por otro lado encantador, con el único fin de convertirlo en el punto 1 de recaudacion, forzando (sin mucha fuerza, la verdad, porque tu cuerpo y tu mente están ya predispuestas al disfrute), una primera consumición previa a la cena con el pretexto de prepararte, mientras tanto, tu mesa (cosa absurda siendo hora de apertura de cenas y teniendo reserva previa). Y aquí viene el descaro y de ahí la burda estrategia, si lo que pides es la carta de vinos para que te sirvan allí tu primera copa de la botella que vas a degustar con la cena, como fue nuestro caso, la mesa esta inmediatamente lista y te rompen ese momento levantándote rápidamente para que otros clientes que acaban de entrar por la puerta puedan realizar el gasto que se les ha escapado contigo. Pero ellos no cejan en el intento, y tranquilos, que lo que no dejaste allí, lo dejarás mas adelante…

Pasamos al precioso jardín por el que están distribuidas las mesas (punto de recaudación número 2). Hacía un poco de fresco, y le comento al camarero que voy a acercarme un momento al Hotel, que está a cinco minutos, a por un jersey. Rápida y amablemente (en apariencia), me ofrece una manta. Lo que se le olvida comentarme, es que inmediatamente han cargado en mi cuenta 100 € como depósito por la prenda de abrigo, vamos, por si me la llevo (con que gente estan acostumbrados a tratar los propietarios de este lugar, me pregunto, porque yo diría que pinta de ladrones no teníamos ninguno!). Sencillamente, si al marchar, dejas la manta en tu mesa (lo normal por otra parte) y te vas, sin revisar la cuenta, te vas también con  100 € de menos… y sin manta! Tienes que ir con la susodicha y entregársela a la “amable” señorita de la caja, para devolvérsela en mano y entonces te quitará el cargo de 100€… el personal, obligado a cumplir esas normas, no sabe dónde meterse!

Cuidado hay que tener también con los vinos. Y no porque sean caros, carísimos, que lo son, pero para eso está la carta: si lo pides, sabes lo que cuesta. El tema es que con pasmosa facilidad se “confunden” de añada y te cobran, o al menos lo intentan, 50 euros más como nos pasó a nosotros (y no era la primera vez). La responsable del cobro, la amable señorita de la caja (hay que ir allí para pagar con tarjeta), alegaba que yo me había equivocado al pedir un Numanthia, que según ella, era el tipo de uva (!?!?) y eso me había confundido… la noche la había confundido a ella, me temo. Llamó a un, creo, encargado (de camisa floreada y moderno gorrito), al que a mi tercera palabra, ordenó a la sempiterna encantadora señorita, que me reembolsara 50 euros, que me fueron devueltos en efectivo y no abonados a la tarjeta con la que habia pagado la cena.

Finalmente, y este año como novedad, en la preciosa y cuidadísima huerta, el gran tesoro de A mi manera, han montado un Chill Out para tomar una copa después de cenar (punto de recaudación número 3).

Por cierto, otro dato curioso por la específica respuesta de la señorita (que ya sabemos todos que era muy amable…), a mi pregunta de si podía incluir la propina en el pago con tarjeta:”lo repartimos entre todos y preferimos en efectivo porque si no, nos quitan el 35%”. Además de amable y simpática, era una fuente inagotable de información!

En fin, o en este mundo somos todos medio gilipollas, yo el primero, o alguna vez se le acabará el chollo. De momento, que yo sepa, también tiene restaurante en Ibiza. No sé si de su Italia natal le han echado o también tiene por allí algún chiringuito montado.
Curioso es también, que en casi todas las ocasiones que hemos ido, a la salida (en el punto 1 de recaudación: zona de aperitivo) nos topamos con un “señor” pasado de copas, rodeado de algunas señoritas que le ríen las gracias. Espeluznante!
Nosotros tardamos, pero ya no más!