Desde Cala Bassa, nos dirigimos a pasar el día a Cala Tarida y cenar en C’as Milá del que Ana y yo guardábamos un excelente recuerdo. Habíamos cenado una maravillosa tarde de septiembre de 2018, disfrutado de una puesta de sol increíble y de una estupenda cena con un servicio encantador. Pero como canta Sabina:k
“… En Comala comprendí
Que al lugar donde has sido feliz
No debieras tratar de volver…”
No sabemos qué le sucedió a Sabina en esa localidad mejicana, pero sí lo que nos sucedió a nosotros. Todo parecido con aquella cena, fue pura coincidencia. Hasta las nubes colaboraron en la decepción, impidiéndonos ver al sol ponerse.
Todo esto, era sin saberlo, el preámbulo de lo que sería la, probablemente, peor noche en los 10 años que llevamos navegando por estas islas. Una tormenta con rachas superiores a 40 nudos, desataron el caos entre las embarcaciones que pasábamos la noche fondeados en la cala.
Barcos encallados, chocando entre sí y a la deriva, hicieron que la siguiente hora durara mucho más que 60 minutos. La pericia de Juan y la fortaleza de Okelani, consiguieron que saliéramos indemnes. Desde la cubierta de nuestro barco, observamos antes de irnos, por fin, a dormir, a Salvamento Marítimo, desencallar y remolcar a uno de los mas afectados.
Tras una jornada de relajación en Cala Bassa, nos dirigimos a la que sería nuestra última etapa de la singladura de este año, el Puerto de San Miguel. Llegamos puntualmente a nuestra mesa en el restaurante Port de Balansat, que lleva desde 1971 sirviendo uno de los que dicen, es de los mejores Bullit de Peix de la isla.
Este plato genuinamente ibicenco, es literalmente un “Hervido de pescados”, elaborado con distintas clases, normalmente de roca y en función de lo que ofrezca el mercado ese día: mero, gallo San Pedro, rotja, rape… Va servido con una salsa de alioli aunque existe una variante mas suave denominada Salmorra, con limón y aceite, según nos explicó amablemente Xesca Guasch, hija del propietario Miquel Guasch. En ambas variantes, se prepara como segundo plato un arroz con el caldo de hervir los pescados.
Juan, nuestro camarero, ejemplo de buen humor y talante, con ojos por doquier y palabras adecuadas para cada mesa, nos asesoró con las cantidades, ya que, como no, queríamos empezar con unas gambas rojas, como así hicimos y por cierto, estaban estupendas! Dimos cuenta de un Bullit muy sabroso, tratando de dejar hueco para el arroz. E hicimos bien, porque perfecto de punto y fantástico de sabor, no dejamos ni un grano ni siquiera del espléndido socarrat! Todo esto, acompañado con un blanco ecológico de la isla Can Rich y sentados en una privilegiada mesa en primera línea contemplando el puerto… se puede pedir más? Si, repetir muy pronto!
Pasamos el resto de la tarde en el barco, fondeados en el puerto. Y aunque parecía imposible, a las 10 de la noche, empezamos con un poquito de jamón de Joselito, acompañado de los magníficos tomates mallorquines de esta época, la ya convertida en un clásico, ensalada de pasta de Cristina, vino Es Negre y Dos Marías… en fin, un colofón perfecto a unos maravillosos y privilegiados días de navegación por Baleares.
Un año más, gracias a nuestros amigos Cristina y Juan por permitirnos compartir con ellos estos días de mar y descanso.
Hasta, esperamos, el próximo verano!