Cumpleaños feliz!

“No tengo tiempo para tener prisa”.
John Wesley

Así es. Hace unos días me tocó cumplir un año más. Pese al admirable estado físico que mi genética me ha regalado y, por qué no decirlo, mis cuidados personales, ya estoy en 62. Y lo hago feliz (la alternativa a cumplirlos, no me seduce lo más mínimo)… con quien quiero y como quiero!

Como todos y cada uno de los últimos 25 años, Ana se ha transformado en mi Birthday Planner única y exclusiva y me ha organizado unos días maravillosos. Aunque no termina de comprender que son tan especiales porque los paso a su lado, ella insiste en prepararme planes distintos que disfrutamos al máximo!

Aún recuerdo su primer regalo. Nos conocíamos desde hacía poco tiempo, pero el 8 de octubre a punto de salir de casa para ir a trabajar, llamaron a la puerta. Era un mensajero con una caja perfectamente envuelta y presentada, sin que un lado de la cinta que la adornaba estuviera ni un milímetro más corto que el otro. Cuando la abrí, me encontré con dos botellas de Mauro Vendimia Seleccionada de 1996, uno de los vinos más poderosos y equilibrado que he probado, y de una añada hasta ahora imposible de igualar!

“Vaya, pensé. No solo tiene un gusto exquisito para los hombres, también para el vino!”

Desde entonces y de una forma vertiginosa, mis cumpleaños siguen siendo únicos, porque básicamente mi mejor regalo está conmigo y además lo disfruto todos los días!

Así ha sido el de este año….

Salimos de Málaga y en apenas 55 minutos llegamos a Riofrio. Teníamos concertada una visita de la piscifactoria de esturiones donde se produce el CAVIAR DE RIOFRIO, a la que dedicaremos un merecido post.

Tras una cata de sus productos acompañados de Champagne y Vodka, continuamos camino para comer en Loja, sin mucha pena y nada de gloria.

Nuestra siguiente parada fue LA BOBADILLA, un cortijo reconvertido en hotel de lujo en los años 80 y que pese a saber de su existencia y fama, ninguno de los dos habíamos visitado.
La entrada a la finca que llegó a tener 900 hectáreas (hoy “solo” tiene 600), impresiona, pero cuando uno llega a la edificación, todo recuerda a un parador por el toque rancio presente en sus instalaciones. Pese a un servicio en general amable y dispuesto, y a pequeños  intentos de puesta al día, los muebles, las habitaciones, los baños, la iluminación… resultan insuficientes para un hotel de esta categoría.

De un 5* GL se espera mucho más. Es complicada la gestión de un hotel de este nivel y peculiaridades, por parte de un grupo como Barceló, acostumbrado a otro segmento y a los procedimientos estandarizados de servicio. Esto en sí mismo no es ni malo ni bueno, es su modelo de negocio para optimizar recursos, pero creemos que en La Bobadilla no encaja.

Cenamos en el mejor de sus restaurantes, La Finca, que este año ha recibido una estrella Michelin. En nuestra opinión le viene un poquito grande… lo mejor, la capilla en la que se sirven los entrantes y en la que está el órgano privado más grande de Europa. Servicio acelerado y descordinado. Tomamos el menú corto, 6 entrantes, degustación de caviar de Riofrío, 2 principales, postre y prueba de 3 chocolates negros. Recomendamos no reservar la ultima hora de la cena (21:30), si no quieren quedarse solos y frios.

Al día siguiente, tras parada en Loja totalmente prescindible, llegamos a GRANADA.

No vamos a contaros nada de la ciudad nazarí porque merece una visita mínima por su belleza y riqueza cultural.
Solamente destacar un nuevo descubrimiento para nosotros: el Carmen de los Mártires, en el que se celebró una de las cenas de la reciente Cumbre Europea de Mandatarios. Visita muy recomendable que a modo de epílogo, se puede culminar contemplando una bellísima puesta de sol.

Gracias Ana. Mi regalo eterno.