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Cambia la luz. La paleta de colores a nuestro alrededor se llena de tonos alegres, llenos de vida. El olor del ambiente la delata. Un ánimo diferente nos invade. La aparición de los primeros salmones en los ríos, lo corrobora. Hasta el cambio de horario contribuye a sentirla. Ya está aquí la primavera!
Aunque cualquier momento es bueno, quizás la primavera sea el mejor para viajar. Las temperaturas en la mayoría de los destinos son perfectas, los días más largos, y los precios, excepción hecha de la semana santa, aun no son de temporada alta.
Así que os vamos a dar algunas ideas para pasar un fin de semana (si es largo, mejor que mejor…) disfrutando de la estación que llega, para que nos sirva de punto de apoyo en el salto hasta el verano.
LONDRES.
Para unos enamorados de Londres como nosotros, cualquier época del año es buena para visitar la capital inglesa. Es recomendable tratar de evitar fechas especialmente señaladas, porque, aunque en la ciudad siempre hay muchos turistas, la marabunta es de órdago!
El gran numero de parques que hay en Londres, son especialmente atractivos en esta época del año. Desde el no por más conocido menos interesante Hyde Park, hasta Richmond Park, el mas grande de los parques reales (así se denominan, Royal Parks), con gran cantidad de ciervos campando a sus anchas.
No me perdería el más genuino de los parques londinenses, Green Park, ni Kensington Gardens, donde se ubica la residencia del principe Guillermo y su esposa.
Prácticamente colindando con este último se encuentra Holland Park, con un precioso jardín japonés.
Finalmente, nuestro favorito: Mount Street Gardens. Escondido en pleno Mayfair, es un reducto de paz en el barrio más elegante de la ciudad.
Del 24 al 28 de mayo, el Chelsea Flower Show llena de colorido uno de las mejores zonas de Londres.
La primera semana de junio, el Foodies Festival hará las delicias de los amantes de la gastronomía. Se podrá participar en exquisitas degustaciones de comida, tomar el té de las 5 en el exclusivo Tea Vintage Room o comprar directamente a los productores locales en el mercado artesanal. No dejaría de probar originales cócteles servidos en un viejo autobús de dos pisos reconvertido en bar disfrutando del ambiente y la música en vivo.
LISSE. PAISES BAJOS.
Millones de bulbos en flor de cien especies distintas, encabezados por los tulipanes, alcanzan su esplendor a mediados del mes de abril en esta ciudad de Holanda meridional en los Países Bajos.
En este país se produce el 88% de los tulipanes del mundo. Fueron importados del área de Irán, Turquía y Bulgaria en el siglo XVI y poco tiempo después, en 1623 un bulbo de tulipán llegaría a costar 1000 florines, cuando el salario medio anual era de 150. En la década de 1630, estas flores se hicieron tan populares que los bulbos eran usados como moneda. Los holandeses invirtieron mucho dinero en tulipanes, llegando a obtener beneficios del 500%. Con uno solo se podía comprar una gran mansión!
El récord de venta lo batió un ejemplar de la variedad Semper Augustus, por el que se pagaron 6000 florines (unos 3000 €) en Haarlem.
A media hora de Amsterdam, en el Parque de Keukenhof, 7 millones de bulbos se plantan a mano cada otoño en mas de 32 hectáreas, formando en la primavera siguiente inmensos jardines con curiosas formas geométricas delimitadas por los colores de las flores.
Más que recomendable es la opción de sobrevolar los campos en helicóptero y ver la fantasía cromática desde el aire, que nos da, además, la verdadera dimensión de la superficie plantada.
SCHWERIN. ALEMANIA.
Schwerin, la ciudad de los siete lagos, tiene tan solo 100.000 habitantes, lo que la convierte en la capital más pequeña de un estado federado de Alemania. Está en un pintoresco entorno de bosques y rodeada de lagos, destacando sobre el paisaje su símbolo, el impresionante Castillo, que reúne las características de esta hermosa ciudad: calidez, luminosidad y encanto.
Fue residencia de los duques y grandes duques de Mecklemburgo y con sus cúpulas, sus torres, y rodeado por el Lago de Schwerin, parece salido de un cuento.
En el interior se encuentra un museo, visita recomendable, como lo es el paseo por los dos jardines diseñados según los estilos inglés y barroco, siendo sobre todo el primero, de una extraordinaria belleza.
Destacable también la catedral del siglo XIII, restaurada varias veces, a excepción de la torre, al crecer la ciudad de manera desproporcionada. Alrededor de 1270 comenzó la construcción de la nueva catedral, que se convirtió en una de las iglesias de peregrinaje más relevantes al noreste de todo el Imperio Germánico.
Schwerin es conocida por los alemanes como la Florencia del norte, la ciudad catedralicia y la ciudad residencial: todos son apropiados. Es el resultado de una mezcla perfecta entre naturaleza y arquitectura, grandes y pequeñas obras de arte y testimonios de su gran historia. La Plaza del Mercado y las callejuelas del casco antiguo o el distrito central de Schelfstadt, constituyen el conjunto arquitectónico histórico.
Destaca la armónica belleza del Palacio, emblema de la ciudad, ubicado de manera casi celestial en una isla entre el lago Schwerin y el lago del palacio.
El gran número de actividades culturales y la riqueza histórica y artística, la convierten en un atractivo destino.
La vieja Europa nos espera en su floreciente primavera,
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