A: Putin, Vladimir.
Así, sin más… Sin señor, estimado, muy señor mío, ni cualquier otro encabezamiento que usted pudiera esperar.
Usted no es un señor ni lo será nunca aunque conquiste todos los territorios del universo.
No le estima nadie, y estimo (por joderle un poco con la palabra), que ni usted mismo lo hace. Si alguien se quiere lo más mínimo, no deja que el mundo piense que es un monstruo de una sola cabeza, psicópata y maltratador de esperanzas.
Dicen que tiene cáncer. Usted es el cáncer, así que claro que lo tiene. Y si no lo tiene, creo que hasta los corazones más bondadosos de este planeta con el que usted quiere terminar, desearían que lo tuviera. Rápido. Muy rápido, y sólo para que entienda y sienta lo que esta generando (aunque no suene muy cristiano) con dolor, uno tan grande como el de la suma y tipo de todos a los que esta castigando con su existencia…. Me temo, que esto no sea posible, asi que nos bastaría con que usted sientiera una décima parte del que está generando. Con eso me conformo, nos conformamos muchos.
Me gustaría saber en qué momento se gangrenó su alma. Cuándo su complejo de pasar por el mundo inadvertido, terminó por pelar su esencia y asomó su pestilente cabeza de esta especie de Hitler tarado, que miente, falsea, amenaza, hace daño, mucho daño, asesina, viola, denigra, desprecia, subestima, desdeña, vilipendia, maltrata y ordena que lo hagan en su nombre, en aras de satisfacer esa megalomanía sociópata que le ha corrompido por dentro y sale fuera en forma de bilis pestilente y envenenada de amenazas.
Está usted destrozando la caja de Pandora tratando de sacar lo último que queda en ella, la esperanza. Pretende, no se bien para qué, un mundo a sus pies. Lo que quede del mundo cuando usted desaparezca y haya dado cuenta de el.
Amasa cantidades ingentes de dinero que no disfrutará nunca. Mata por un trozo de planeta que considera que es suyo porque sí.
Y le da igual infancia, que vejez, que pureza, que maldad. Usted es usted y no sabemos lo que quiere. Creo que tampoco usted lo sabe. Díganoslo. Díganoslo cuanto antes para tratar de dárselo y váyase al infierno a disfrutarlo.
Solo le deseo, para terminar, una cosa más. Si es cierto que momentos antes de la muerte, la vida que se acaba, pasa por delante de nuestros ojos, le deseo desde lo más profundo de mi alma, que yo sí tengo, que en un último instante, recupere, aunque sea un segundo, la cordura, y se vaya a la eternidad con la losa en su cabeza sustentando el peso de cada vida, cada ilusión, cada esperanza, cada risa, cada beso, cada abrazo, y todo lo bueno que, los que no estamos hechos de veneno como usted, teníamos y usted ha cercenado de raíz.
Ya lo ha conseguido. Ya forma parte del Hall of Fame de los horrores, de ese almacén de despojos humanos (?) que la vida o quién la conduce ha tenido a mal darles el poder de la maldad y la capacidad para ejercerla.
Putin, usted está terminando con la Tierra.
Ojalá se pudra dentro de ella.
Y quien le entierre, que no sea cruel… que deje algún agujero en su ataúd para que puedan salir los pobres gusanos a vomitar.