El restaurante Felix, está situado en la planta 28 del mítico hotel Península de Hong Kong, considerado entre los mejores del mundo.
El lujo está muy presente en esta ciudad, y especialmente en el hotel Península se guardan todas las esencias del emporio financiero que fue la antigua colonia británica. Sirva como ejemplo, la flota de Roll Royce Phantom que tienen para recoger y llevar a sus clientes al aeropuerto…
Pero centrémonos en la cena en Felix. Pese a estar alojados en el hotel, fue complicado conseguir mesa, pero tras desplegar todos nuestros encantos, la reserva se confirmó para esa misma noche.
Nuestra habitación, estaba en una de las plantas más altas. Pese a ello, tuvimos que ir a la planta baja y dirigirnos a un ascensor exclusivo para el restaurante
Y así lo hicimos. Entramos en un ascensor cuyas paredes eran, o simulaban ser, árboles. Cuando empezamos a subir, la música de la que apenas nos habíamos percatado, comenzó a oírse gradualmente, al tiempo que la intensidad de la luz disminuía y cambiaba de color, transformando el ascensor en una especie de jungla.
Llegamos al piso correspondiente y cuando se abrieron las puertas, sonaba, pero a un volumen más alto, la música que nos había acompañado en la subida, y un gran espacio con el bar en primer plano nos recibió, como complemento a la amable señorita que nos guió al bar, para tomar algo, cosa que hicimos, mientras nos preparaban la mesa.
El ambiente era espectacular, muy cosmopolita y con un despliegue de prendas y complementos de las mas grandes marcas del mundo de la moda, absolutamente impresionante! De pronto, nos dimos cuenta de que las paredes eran enormes cristaleras desde el suelo hasta el techo (incluidos los sorprendentes baños). Cuando nos fueron a buscar para acompañarnos a nuestro sitio, de buena gana nos habríamos quedado más tiempo en el bar.
La mesa estaba en la ventana, por lo que disfrutamos de unas vistas absolutamente espectaculares de la bahía y del skyline de la isla de Hong Kong.
La comida… digamos que no es el atractivo principal de este restaurante, siendo correcta. Y no vamos a recomendar muchos sitios de estas características! Marisco con poco sabor para lo que estamos acostumbrados, con presentaciones espectaculares muy del gusto local; en los pescados abunda la mantequilla pero se puede advertir que usen aceite; y las carnes, en la línea.
Pero, sinceramente, merece la pena. Y aunque se puede ir solamente a tomar una copa, recomendamos la velada completa. Es un “must go”!