Allá por octubre de 1994, tuve la fortuna de asistir a la multitudinaria inauguración del Piripi. Nacía al amparo de su hermano mayor, Nou Manolín, que ya por aquella época, era un referente gastronómico y su barra, cuentan, había inspirado al desaparecido y multiestrellado Joel Robuchon en la concepción de sus Atelier.
Fue un joven José Juan, hijo de los propietarios y fundadores del Nou, Vicente Castelló y su esposa Vicentina, quien se puso al frente del proyecto. Inicialmente, la idea era tener una oferta más asequible y dirigida a un público joven, pero ha sido la propia clientela quien ha hecho que hoy los dos restaurantes, cuenten con una carta similar.
Son muchas las veces, desde aquel lejano 1994, que hemos vuelto al Piripi. Con mucha más frecuencia mientras vivíamos en Madrid, que desde nuestro traslado a Asturias, pero no hay viaje a Alicante sin visitarlo. Y es que, sin ningún género de dudas, es una de las mejores barras de España.
Un estupendo ambiente nos recibe. Rápidamente, alguno de los camareros trata de hacernos un hueco mientras se nos van los ojos a los productos expuestos: gambas rojas y quisquilla blanca de la mejor calidad, espléndidos tomates de “los de verdad”, salazones y embutidos, pescados, verduras de temporada… Pero es muy recomendable dejar hueco, para terminar con alguno de los riquísimos montaditos, entre los que nuestro favorito es, el que lleva el nombre de su casa: Piripi (lomo, bacon tomate y queso; todo loncheado muy fino).
Siempre es reconfortante ver que el esfuerzo y el trabajo bien hecho, tiene su recompensa. Y la familia Cateslló no solo la tiene con el éxito de sus restaurantes, si no que Vicente ha sido Premio Nacional de Gatronomía 2018 por toda una vida de dedicación. Pocas veces tan merecido! Hasta pronto!