La Taberna Honesta & Andaluza de Dani García.
Esta es la coletilla que el empresario y ex-cocinero Dani Garcia incorpora al nombre de su nuevo restaurante, que pasa a engrosar la ya larga lista de establecimientos de su grupo gastronómico, formado actualmente por los siguientes restaurantes:
Kemuri en Marbella.
Babette en Marbella.
Alelí en Marbella.
Leña en Marbella, Madrid y Dubái.
Smoked room en Madrid y Dubai.
Lobito de Mar en Marbella, Madrid y Doha (Qatar).
Bibo en Madrid, Tarifa, Ibiza, Londres, Doha, Málaga Aeropuerto y Marbella.
Dani Brasserie en el hotel Four Seasons de Madrid
Casa Dani en Nueva York
A bote pronto, un total de veinte (20), salvo error u omisión, a los que tenemos que añadir los deliveries con un producto fiel a su estilo y un cuidadísimo empaquetado: El Pollo Verde (New York) y La gran Familia Mediterranea en España (Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Madrid, Galicia y Comunidad Valenciana).
Tampoco debemos olvidar la posibilidad de entrar en su tienda virtual y comprar, para regalar, “una experiencia” en sus restaurantes!
Creo que estará contento de su otrora criticada decisión de cerrar su tres estrellas Michelin cuando decía en una entrevista concedida a Rosa Villacastín en la revista Diez Minutos:
“Había llegado un momento que me aburría el mundo de la alta cocina. Yo tenía un objetivo concreto, crecer en el mundo. Y eso era incompatible con lo que hacía. Llevaba 25 años llegando a las dos de la madrugada a mi casa; ahora tengo tiempo para estar con mi familia, mi mujer, mi madre, mis hijas…»
Es evidente que lo está haciendo muy bien, aunque no sabemos si tendrá o no ese tiempo que añoraba para su familia…
Ahora, vamos a centrarnos en la penúltima propuesta gastronómica de Dani Garcia (no me atrevo a decir la última, pese a haber abierto sus puertas a finales del pasado septiembre), Tragabuches, un establecimiento en el que recupera el nombre donde este cocinero marbellí dio sus primeros pasos (Tragabuches de Ronda).
Nuestros queridos amigos (casi hermanos) María y Andrés, siempre a la vanguardia de las ofertas gastronómicas, ya habían estado y con ellos fuimos esta pasada semana.
El bonito local está en San Pedro de Alcantara, es amplio, moderno y confortable. Nada más entrar, nos encontramos con una barra, en la que delante y a modo de puesto de mercado, están expuestas distintas frutas, legumbres, verduras… la primera vez que vimos esto, fue en Ultramarinos Quintin, del Grupo Paraguas de Marta Seco y Sandro Silva. Da un toque de credibilidad a los últimamente manidos conceptos marketinianos de Kilómetro Cero y Cocina de proximidad.
En tonos beiges, las mesas con suficiente separación entre ellas crean un entorno cómodo. El servicio, eficaz y atento, tan solo resultó fuera de lugar en dos ocasiones; cuando siguiendo (suponemos) las directrices marcadas por la dirección y antes de que hubiéramos empezado a pedir, se acercó el cortador de jamón (o al menos, como tal se presentó) con un plato de este producto cubierto con un film transparente, para ver si queríamos un plato.
La segunda fue, cuando en dos momentos distintos, se acercaron a la mesa con un plato con diminutas trufas blancas (en plena temporada de septiembre a diciembre) animándonos a probar unas lascas ya que “quedaban bien” con casi todo lo que habíamos pedido. Dijimos que no, ya que el riesgo, dado el volumen del tartufo bianco, de que una lámina de dedo hubiera sido rayada conjuntamente con las de hongo, era muy alto! Entendemos las ganas de vender, pero creemos que las formas deben ser más sutiles para no producir el efecto contrario al deseado.
Dejándonos guiar por Andrés (pensando desde la sección de entrantes de la carta, en el postre que tomaría) y con algún antojo mío, el menú se compuso de una excelente ensaladilla (el idilio de este plato con la provincia de Málaga es increíble!) con pequeñas tiras de ibérico de bellota como la presentan también pero en versión de taquitos en La Cosmopolita malagueña, una ensalada de tomate con tartar de atún que pasó con más pena que gloria por falta de sabor pese al rico aceite (se está convirtiendo en misión imposible conseguir tomates ricos de verdad! Los de Ámela, a punto de empezar temporada, son una excepción, pero a 30 € el kilo!), unas alcachofas con jugo y virutas de jamón ricas aunque soy de los que no entienden porqué se usan confitadas siendo un producto ya en temporada, bogavante con mantequilla negra que tanto había ensalzado nuestro amigo Andrés y que resultó un plato muy delicado y bien elaborado pese a que nosotros no somos amantes del afrancesamiento y uso de la mantequilla en la cocina, un sorprendente y riquísimo carpaccio de pies de cerdo, lengua de chivo y trufa, unas migas rondeñas con 3 huevos fritos, chorizo y uvas, excelentes y una carne mechada con puré de zanahoria, que sobresalió incluso entre el resto de platos.
Cerramos la comida con una tabla de quesos muy bien seleccionados y un helado que encantó al goloso de la mesa.
Siguiendo nuestra costumbre de tomar vinos de la zona, acompañamos la comida con el siempre fiable Pago del espino 2019 de Los Aguilares.
Como resumen, Tragabuches es muy recomendable, con oferta gastronómica original, buena cocina y servicio amable.
Volveremos!
