Llevábamos años intentando ir a Cabrera, pero no lo habíamos conseguido. Por fin, este año, fuimos capaces de reservar una boya (no se puede fondear en ningún otro punto de la isla, salvo en los campos de boyas) y aquí estamos, en un paraje natural de una belleza espectacular y un tiempo maravilloso. Anoche disfrutamos de una cena en el barco, inmejorable y aquí podéis ver el amanecer del que fui testigo, tras haberme dado un baño en penumbra en un mar de ensueño.
Si tenéis oportunidad, no dejéis de conocer Cabrera!