El merendero de Antonio Martín, ni es un merendero ni es de Antonio Martín.
Lo fue, Merendero La Coral, propiedad de María Coral allá por 1886, cambiando el nombre por el de su marido, Antonio Martín, cuando María falleció.
Ha llovido mucho desde entonces y una larga historia se ha forjado entre sus muros.
Lugar favorito de la reina Victoria Eugenia, a la que le volvían loca sus boquerones, incluso haciéndoselos llevar en ocasiones al Hotel Príncipe de Asturias inaugurado en 1926 donde se hospedaba (hoy, hotel Miramar), también lo sería de toda suerte de personajes famosos cuando visitaban la Costa del Sol: Antonio Ordoñez, Orson Wells, Ava Gadner…
Fue, sin duda el restaurante más conocido de Málaga durante décadas, pero desgraciadamente no fue inmune a las crisis económicas que azotaron nuestro país. Reabierto varias veces y regentado incluso durante un tiempo por el famoso chef Dani García, pasa finalmente a formar parte del Grupo Gorki que le ha dado un renovado impulso a este clásico, no ya de la gastronomía malagueña, sino nacional.
Un buen día de noviembre del año pasado, mientras Ana y yo estábamos preparando nuestro traslado a Málaga, paseábamos por la Malagueta pensando qué y dónde comer y decidimos entrar en un lugar visualmente atractivo. Hacía sol, algo normal en esta tierra bendecida por un clima maravilloso, pero un acontecimiento para nosotros, aún residentes en Oviedo. Se lo comentamos a quien nos atendió (Oscar, supimos más tarde) y rápidamente nos preparó una mesa delante de los amplios ventanales que dan a la playa, abriéndola incluso para que disfrutáramos de la primaveral temperatura. Esa fue la primera de muchas visitas al Merendero, incluyendo la comida de nuestro primer día de Navidad en Malaga.
Y ante tanto pasado muy presente en la actualidad, decidimos quedar para una charla que derivó en comida y sobremesa, con una de las almas (pater o mater, indistintamente) del Grupo Gorki, propietario del merendero de Antonio Martín; la otra es Luis Higueras. Así conocimos a Gonzalo Ramirez, una de esas personas con sitio propio en la historia reciente de la gastronomía nacional, y que le viene ya de su padre, don Juan Ramirez, de quien habla con verdadera veneración.
Una familia de diez hermanos relacionados antes o después, de una manera u otra, con la hostelería, ya sea desde el inicio, en el proceso productivo de la materia prima, como hasta su culminación con la llegada al cliente final en cualquiera de las formas en las que ellos lo hacen: restaurante propiamente dicho, organización de eventos… y que ha llegado a dar un cocinero con dos estrellas Michelín, Ramón Ramirez, en su etapa madrileña en el, por aquel entonces, conocidísimo restaurante El Amparo de Madrid.
Y parece que esta relación familia Ramirez/hostelería, no se acabará con esta generación.
Volvamos a Gonzalo. Es un torrente inagotable de anécdotas e historias muy interesantes sobre el pasado y el presente de la gastronomía nacional. Conoce a tanta gente que se olvida y se le humedecen los ojos cuando con nostalgia, recuerda a personas muy queridas y que ya no están, lo que nos dijo mucho de su sensibilidad y calidad humana.
Habla con orgullo (y nos emplaza a conocerlo) del primer Gorki, el del centro de Málaga, y nos cuenta la ilusión puesta en El Merendero, parte de la historia de esta ciudad y que parece que va por el buen camino para seguir dejando señales en ella.
Hemos comido muchas veces desde nuestra llegada a Málaga en El Merendero, pero ayer nos animó a probar un par de cosas nuevas para nosotros: la terrina de anguila, delicadísima y sin florituras, excelente plato y las croquetas.
Muchos conocéis nuestra relación con el triestrellado Nacho Manzano y lo que pensamos de sus maravillosas croquetas. Pues bien, tenemos que decir que estas están muy conseguidas, sustentada por una buena bechamel sin sabor a harina y con un jamón de calidad en su justa proporción. Bien fritas y muy ricas.
Del resto de la carta, resaltamos una riquísima ensaladilla (complicado poder afirmar esto en la provincia de la ensaladilla por excelencia), un marisco y pescado que solo aparece en la oferta cuando es de calidad, tartar de salchichon malagueño que no habíamos probado nunca antes, con un periodo de curación menor y menos grasas que los que estamos acostumbrados de otras zonas de España y que al dar la sensación de crudo, consigue un resultado delicioso y desde luego, distinto. Degustamos también el excelente aceite de elaboración propia, Cortijo El Solano, sabroso y con la acidez justa.
Hace unas pocas semanas, incorporaron a la carta, a modo de prueba, unos mini molletes que tuvimos la suerte de probar y estaban excelentes. Por razones que desconocemos (estrategia comercial, carga de trabajo, posible demanda…), finalmente no se mantuvieron en ella. Desde aquí, simplemente agradecer el continuo intento de mejora y decir que nos parecieron una idea fácil para una comida o cena rápida e informal.
La carta de vinos, recientemente renovada, es completa y comedida en precios, con referencias arriesgadas como la elección de Gonzalo para nuestra comida, un palomino blanco de Jerez, Navazos Niepoort, fruto de la colaboración del equipo Navazos y la mítica bodega portuguesa.
El servicio está pendiente de cualquier posible necesidad o deseo del cliente para intentar adelantarse. Oscar, Carlos, Andrea y el resto del personal, tienen claro lo que la propiedad quiere que sea El merendero de Antonio Martín.
Creemos que el camino por el que van es más que adecuado y deseamos que los “brotes verdes” que están apareciendo, se conviertan en laureles, tan importantes como los del pasado de este icono de la restauración malagueña!
4 comentarios
Muchas gracias por el trato recibido durante la improvisada comida, me ha gustado mucho el artículo-narración de la historia de tan bonito local. Como me acaba de decir mi hija después de leerlo “ QUE BONITO QUE BIEN ESCRITO “ felicidades a los dos.
Muchísimas gracias a ti. La calidad, el entorno y la compañía nos lo pusieron muy fácil.
Habrá que ir en nuestra próxima visita a Malaga , viniendo de vosotros es apuesta segura , y enhorabuena a los dueños por perseverar en la autenticidad.
Esperamos que esa visita sea muy pronto!