“Al final del juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja«.
Proverbio italiano
Hace más de 25 años de nuestra primera visita a Zafferano. Solíamos quedarnos en un hotel en Sloane st. y pasábamos frecuentemente por delante.
Esta situado muy cerca de Cadogan Place, uno de tantos jardines comunitarios privados mantenidos por los residentes de la zona, totalmente cercados y con puertas de acceso cerradas bajo llave que poseen exclusivamente los propietarios. Los utilizan para pasear a sus mascotas con total intimidad o simplemente para sentarse al solaz en uno de sus bancos a leer la prensa, una mañana de primavera.
La “culpable” de que una noche decidiéramos reservar e ir a cenar a Zafferano, fue Ana. Es innegable que tiene un radar especial para detectar las cosas buenas a simple vista y acertar. Su intuición funciona extraordinariamente bien!
Menos conocido y por lo tanto menos turístico que el popular San Lorenzo (donde Lady Di llevaba a sus hijos), es uno de los mejores italianos de la ciudad del Támesis. Por cierto, en San Lorenzo, Eric Clapton intentó “robar” mi silla aprovechando que me había levantado al servicio…
Siendo un restaurante italiano, es muy inglés y me explico. Los clientes, el servicio y el ambiente que se respira es muy “Belgravia”, distrito en el que se encuentra y que se caracteriza por su elegancia “con poso”.
Embajadas y tiendas de antigüedades ubicadas en señoriales casas victorianas, salpican sus tranquilas calles.
Solos o con buenos amigos, en muy pocas de nuestras estancia en Londres, dejamos de disfrutar de una cena en este ristorante.
Hemos sido casi siempre, fieles a los platos de la primera noche: un delicado vitello tonnato, vieiras con salsa XO (deliciosa salsa china elaborada con mariscos) y línguine all astice (langosta). Como postre, uno de los mejores tiramisú que hemos probado incluyendo los de Italia! Muchas veces imitado, raramente imitado.
Acompañado de alguno de los estupendos vinos italianos de su extensa bodega, la velada puede definirse como che figata!
