Hace ya muchos años de mi primera visita a Casa Marcial. Me llevó quien había sido mi jefe y ya era mi amigo, José Antonio Junco, asturiano de pro y sabedor de mi afición por la gastronomía en general y el vino en particular. Disfrutamos de una opípara comida: fabes, pitu, croquetas… y un par de botellas de 904, un vino, que por aquel entonces, aún siendo clásico, era un privilegio poder tomar.
Por aquella época, un joven Nacho comenzaba su andadura en libertad y ya se podían vislumbrar trazas de lo que podía llegar a ser.
Volví 6 años después, con su primera estrella recién conseguida, para que Ana conociera el restaurante del que con tanta frecuencia le había hablado. Esa noche, empezó su idilio con el pitu de caleya (pollos criados en libertad y alimentados de forma natural).
La localización es espectacular. Desde Arriondas, dirección al mirador de El Fito, sale una carretera sinuosa que merece la pena disfrutar. Es cierto que si hay sol se agradece, pero un día típicamente asturiano, con lluvia, tiene un encanto especial. Por lo tanto, que el tiempo no sea un freno para ir.
Llegados a la puerta, el entorno es totalmente rural, no siendo nada difícil que algún pitu (pollo), nos reciba en la caleya (camino) por la que hemos llegado.
Una vez dentro, en un interior funcional no exento de encanto, solemos dejarnos llevar por la creatividad de Nacho y sus sugerencias, que complementa con acierto Juan Luis, sumiller del grupo. Reconozco que nos resulta sencillo admitir recomendaciones que sabemos, por experiencia, van a ser un acierto y en muchos casos, sorpresas más que agradables, tanto en la comida como en la bebida. El mercado y la temporada mandan en los menús de Nacho, y la solidez, con irreverencias muy de agradecer, en la carta de vinos.
Hasta hoy, han sido muchas las ocasiones en las que hemos llevado a amigos para que disfruten de Casa Marcial, pero siempre nos viene a la cabeza y aún más al corazón, una noche de muchísima lluvia en la que fuimos con nuestro desaparecido amigo Chema y en la que su ilusión y entusiasmo durante toda la velada estuvo a la altura de la cena…
Cuando fijamos nuestra residencia en Asturias, en concreto en Gijón, el Restaurante La Salgar, que llevaba unos pocos años abierto, se convirtió en uno de nuestros habituales. Es muy complicado abrir un segundo restaurante cuando eres referencia culinaria en una provincia. Es muy difícil modificar conceptos y adaptarlos a un tipo de público diferente y con unas expectativas muy elevadas “por ser vos quien sois”. Pero Nacho Manzano, de la mano de su hermana Esther, lo consiguieron con La Salgar.
Casa Marcial se ha convertido en el buque insignia de la gastronomía asturiana y La Salgar en un crucero magnífico, de la mano de la eficaz, agradable y natural Esther Manzano.
En un marco precioso, con grandes ventanales, decorado con gusto y rodeado de jardines, se elabora (aunque no esté en carta) un ceviche excelente, para compartir como entrada con unos calamares de Tazones (donde Esther vive y tiene buenos contactos pescaderos…), los tradicionales tortos o las que ya van camino de convertirse en míticas croquetas. Dos arroces, con pitu o almejas, muy conseguidos, fantásticos pescados en frescura y elaboración (recuerdo especialmente la piel del salmonete que comí en una ocasión, que estaba para enmarcar) y platos de carne donde no falta el sobradamente conocido pitu de caleya. Si todo esto lo aderezamos con un servicio competente y cercano con Mario a la cabeza, una carta de vinos bien resuelta (la mano de Juan Luis es alargada) y un gintonic mientras charlamos con Esther, consiguen que nos vayamos siempre los últimos. No hay como estar mejor que en casa…
Con la segunda estrella de uno y la primera del otro en la mochila, abren en Oviedo en 2014 (posteriormente lo hacen también en Gijón) la casa de comidas Gloria (el nombre, homenaje a su abuela). Un espacio urbano, bullicioso, que desde su apertura es punto de encuentro imprescindible en la ciudad.
Qué podemos encontrarnos: desde los platos clásicos de los Manzano que no podían faltar, a propuestas originales pasando por lo tradicional.
Todo ello en un entorno tan desenfadado como las opciones de la carta: tapas, medias raciones y raciones, y en invierno platos del día de cuchara que se agradecen. Además, Francisco siempre es una ayuda excelente para decidir.
Desde hace ya 11 años, Nacho es también socio y Director Gastronómico de los cinco restaurantes que tiene en Londres, la cadena Ibérica Restaurants. Tuvimos oportunidad de comer en uno de ellos y ademas de una decoración acogedora y agradable, la oferta culinaria acerca Asturias a la ciudad del Támesis. Platos similares a los que podemos encontrar en Gloria, en nuestra visita, además de comer estupendamente, estuvimos tan a gusto, que hubiéramos empalmado con la cena si no nos hubiera estado esperando el avión de vuelta a casa.
Y muy recientemente, a los restaurantes mencionados y al servicio de bodas para banquetes, se ha sumado una nueva opción: el envío a domicilio, a toda España, de diferentes menús con sus platos más demandados.
Pero muy por encima de todas las excelencias que hemos detallado, están las personas que forman esta familia. La naturalidad y frescura les aleja totalmente de la figura de chef/divo que abunda en estos últimos años. Y esa, pese a las 3 estrellas y todos los restaurantes nombrados, esa, es la verdadera razón de porqué en Asturias, florecen los Manzano…
www.casamarcial.com
www.lasalgar.es
www.estasengloria.com