Hotel Cala Saona. Formentera.

“La voz del mar le habla al alma,”.
Kate Chopin

En nuestra primera visita a Formentera allá por el 2016 y con pocos datos sobre la isla y sobre cómo vas a usar tu tiempo, nos quedamos en un bonito hotel en el interior. No hizo falta mucho tiempo para comprobar que estar alejados del mar y obligados a coger el coche para todo no era muy buena idea. Las carreteras son pocas y estrechas, y la llegada a una playa puede hacerse difícil.

Hipnotizados por la isla, visitamos distintos lugares donde poder hospedarnos la siguiente vez que supimos que habría, sin duda,….y así, descubrimos el Hotel Cala Saona, situado donde su propio nombre indica. Y literalmente es así!
Desde el hotel, baja una pasarela de madera hasta la zona protegida para la regeneración de dunas y ya en la arena te separan unos metros de la zona de hamacas.

Formentera tiene para nosotros un aura casi mitológica. Una mezcla de lo salvaje y lo delicado, del Mediterráneo más azul y el anochecer más estrellado, del bullicio tranquilo y el silencio más absoluto. Para nosotros este lugar es perfecto para vivir la esencia de la isla Pitiusa.

Situado frente a una de las playas más hermosas —y menos intervenidas— de la isla, el hotel se presenta como una suerte de oasis moderno entre pinos, dunas y aguas cristalinas. Y por si esto no fuera suficiente, en el horizonte se dibuja claramente la silueta de Es Vedrá con toda su magia.
Entre naturaleza y aguas turquesas, se levantan las dos alturas de una construcción que se integra, con su color blanco, perfectamente con la estética de la isla.

La habitación con una decoración sencilla (“boho-chic” dicen), es amplia y con terrazas orientadas al mar (privilegiadas, claro) o a los pinares. Ana piensa que el armario es muy pequeño… aunque es un pero que olvida rápido. Están equipadas con todo lo necesario incluyendo una pequeña zona de estar. El establecimiento tiene oficialmente 4 estrellas, pero por instalaciones, servicio y desde luego ubicación, la sensación es la de estar en uno de más categoría.

La zona de piscina, aunque pequeña, es ideal para el último chapuzón del día, donde frente al mar sentir que se unen dos aguas de manera infinita mientras empieza a caer el sol.

El restaurante del hotel es otro de los atractivos de este lugar. Con dos partes bien diferenciadas, una de ellas donde puedes tomar algo antes de la cena mientras ves una maravillosa puesta de sol, un momento que quedará grabado en tus recuerdos, y continuar con un picoteo desenfadado y rico y otra, donde la terraza acondicionada para el desayuno se transforma en un espacio formalmente destinado a vivir una experiencia nocturna gastronómicamente más completa.

El desayuno está en la misma línea. Tipo bufé, de calidad y variedad más que notables.

Y luego está la playa. Cala Saona es una de esas calas que aparecen en el catálogo de nuestros sueños, con aguas en todos los tonos de azul, y un atardecer que cada día logra superarse.
Tenerla a escasos pasos del hotel, casi como una prolongación natural de su terraza, es un privilegio difícil de describir.

La cala tiene también dos zonas de hamacas diferenciadas, arena fina y aguas templadas y transparentes. Cuenta también, en uno de sus extremos, con un chiringuito del que hemos hecho dos posts en este blog de los que os dejamos enlace al final de este artículo, y en la parte opuesta, un restaurante de playa, gestionado por el propio hotel, y especializado en pescados, mariscos y arroces, en el que es altamente recomendable reservar.

La mejor época para visitar Formentera es, sin ninguna duda, la segunda quincena de junio. Las temperaturas son perfectas tanto durante el día como por la noche, ya están abiertos todos los negocios de hostelería y el ambiente es muy agradable, sin tener que sufrir atascos en las carreteras y playas.

Solamente hay una pega y es que, pese a la tranquilidad,  el tiempo pasa demasiado rápido!

Enlaces de interés:

Chiringuito I  // Chiringuito II

Kiosko 62

Puesta de sol  // Formentera